Cuando todavía las aguas no estaban controladas y los ríos en sudesborde arrasaban los campos, la diosa madre procreó benéficosdescendientes que terminaron ordenando ese caos diluvial.
Trabajando en el control de los ríos, de los lagos,
del mar y de lasnubes, los brillantes dragones navegaron por las aguas y el cielo. Conzarpas de tigre y garras de águila, rasgaban con estruendo las cortinasde lo alto que chispeando ante el descomunal embate dejaban en libertada las lluvias.
Ellos dieron cauce a los ríos, contención a los lagos y profundidada los mares. Hicieron cavernas de las que brotaba el agua y porconductos subterráneos las llevaron muy lejos para que surgieran depronto, sin que el asalto abrasador del sol las detuviera.
Trazaron las líneas que se ven en las montañas para que la energíade la tierra fluyera, equilibrando la salud de ese cuerpo gigantesco. Ymuy frecuentemente tuvieron que luchar con las obstrucciones queprovocaban los dioses y los hombres ocupados en sus irresponsablesafanes.
De sus fauces brotaba como un humo la niebla, vivificante y húmeda,creadora de mundos irreales. Con sus escamosos cuerpos serpentinoscortaban las tempestades y dividían los tifones. Con sus poderososcuernos; con sus afilados dientes, ningún obstáculo era suficiente,ningún enredo podía permanecer.
Y gustaban de aparecerse a los mortales. A veces en los sueños, aveces en las grutas, a veces en el borde de los lagos, porque en éstossolían tener sus escondidas moradas de cristal en las que bellosjardines se ornaban con frutos destellantes y con las piedras máspreciosas.
El Long inmortal, el dragón celeste, siempre puso su actividad (suYang) al servicio del Tao y el Tao lo reconoció permitiéndole estar entodas las cosas, desde lo más grande a lo más pequeño, desde el granuniverso hasta la partícula insignificante. Todo ha vivido gracias alLong. Nada ha permanecido inmutable salvo el Tao innombrable, porqueaún el Tao nombrable muda y se transforma gracias a la actividad delLong. Y ni aún los que creen en el Cielo y el Infierno pueden asegurarsu permanencia.
Pero el Long ama al Feng, al ave Fénix que concentra el germen delas cosas, que contrae aquello que el Long estira. Y cuando el Long yel Feng se equilibran el Tao resplandece como una perla bañada en laluz más pura.
No lucha el Long con el Feng porque se aman, se buscan haciendoresplandecer la perla. Por ello, el sabio arregla su vida conforme alequilibrio entre el Dragón y el Fénix que son las imágenes de lossagrados principios del Yang y el Ying.
El sabio se emplaza en el lugar vacío buscando el equilibrio. Elsabio comprende que la no-acción genera la acción y que la accióngenera la no-acción. Que el corazón de los vivientes y las aguas delmar, que el día y la noche, que el invierno y el verano, se suceden enel ritmo que para ellos marca el Tao.
Al fin de esta edad, cuando el universo haya llegado a su granestiramiento, volverá a contraerse como piedra que cae. Todo, hasta eltiempo, se invertirá volviendo al principio. El Dragón y el Fénix sereencontrarán. El Yang y el Ying se compenetrarán, y será tan grande suatracción que absorberán todo en el germen vacío del Tao. El cielo esalto, la tierra es baja; con esto están determinados lo creativo y loreceptivo… con esto se revelan los cambios y las transformaciones.
Pero nadie puede saber realmente cómo han sido ni cómo serán las cosas, y si alguien lo supiera no podría explicarlo.
El que sabe que no sabe es el más grande; el que pretende que sabe perono sabe, tiene la mente enferma. El que reconoce la mente enferma comoque está enferma, no tiene la mente enferma. El sabio no tiene la menteenferma porque reconoce a la mente enferma como la mente enferma.
fuente: http://www.encuentos.com