Los Duendes
Jacob y Wilhelm Grimm
Traducidos al Inglés por Margaret Hunt 1831-1912
Traducidos al Español y Adaptación: Jorge R. Rodríguez Rudin
Adaptado para: Aptos para todo público.
Un zapatero, sin que fuerasu culpa, había llegado a tal pobreza que al final no le quedaba más que elcuero necesario para un par de zapatos. Así que al anochecer, hizo los cortespara los zapatos que haría a la mañana siguiente, y como tenía limpia suconciencia, se acostó tranquilamente en su cama, se encomendó a Dios, y sequedó dormido.
En la mañana, después dedecir sus oraciones, fue a sentarse a su banquillo para trabajar, y encontrólos zapatos finamente terminados sobre la mesa. Él quedó atónito y no sabíaque pensar de aquello. Tomó los zapatos en sus manos para observarlos más decerca, y estaban tan perfectamente confeccionados que no encontró una sola malapuntada, eran toda una obra maestra. Poco después un comprador llegó, y comole gustaron tanto los zapatos, pagó más que lo de costumbre por ellos, y conese dinero el zapatero pudo comprar material para dos pares de zapatos. Hizo loscortes en la noche, y a la mañana siguiente se preparó con fresco coraje paraempezar su trabajo. Pero no tuvo necesidad de eso, porque cuando se levantó yalos encontró hechos, y no tubo que esperar nada por compradores que le pagaronsuficiente dinero como para comprar cuero para otros cuatro pares de zapatos.
Y a la mañana siguientetodo se repitió, encontrando los cuatro pares ya hechos. Todo fue tanconstante, que lo que preparaba en la noche amanecía confeccionado al otro día,de modo que pronto tuvo su propia independencia y llegó a ser un hombre rico. Yocurrió que una noche poco antes de Navidad, cuando el hombre había hecho loscortes de los próximos zapatos, le dijo a su esposa, antes de ir a dormir:
-" ¿Qué te parecesi nos quedamos levantados para ver quien es el que nos da esta mano deayuda?"-
A la mujer le gustó laidea, encendió una candela, y se escondieron en una esquina del cuarto entre algunos vestidos que colgaban allí, y esperaron. Cuando fue medianoche,dos lindos y pequeños hombrecillos desnudos llegaron, se sentaron sobre la mesadel zapatero, cogieron todos los cortes que estaban listos y comenzaron a cosery a martillar con tal habilidad y rapidez con sus pequeños dedos que elzapatero no podía quitar la vista del asombro. Ellos no pararon hasta tenertodo hecho, y al finalizar se levantaron y corriendo rápidamente se alejaron.
A la mañana siguiente lamujer dijo:
-"Esos hombrecitosnos han hecho ricos, y realmente debemos de mostrarles que les estamos muyagradecidos por ello. Ellos andan así, sin nada encima, y deben sentir frío.Te diré que haré: Coseré para ellos pequeñas camisas, y abrigos, y vestidos,y pantalones, y les tejeré a ambos un par de medias, y tú, hazle un par dezapatitos para cada uno."-
El hombre dijo:
-"Me encantará hacérselos."-
Y una noche, cuando todoestuvo listo, les dejaron los regalos en la mesa en lugar de los cortes usualesde los zapatos, y se escondieron para ver que harían los hombrecitos. Amedianoche llegaron ellos resueltos a trabajar como de costumbre, pero como noencontraron los cueros cortados, sino solamente los lindos artículos devestimenta, al principio se sorprendieron, y luego más bien mostraron grancomplacencia. Se vistieron con gran rapidez, poniéndose encima los regalos ycantando:
-"Ahora somosmuchachos lindos para ver,
¿Por qué zapateros hemos de ser?"-
Ellos bailaron ybrincaron, y saltaron sobre sillas y bancos. Al final bailaron fuera de lapuerta y se alejaron. Desde ese entonces no volvieron, pero en el tanto quevivieron el zapatero y su esposa, todo siguió bien con ellos, y todo lo quemanejaron prosperó.
SEGUNDA HISTORIA Había una vez una pobrejoven sirvienta, que era muy industriosa y limpia, y barría la casa todos los días,y vaciaba todo lo recogido en un montón al frente de la puerta.
Una mañana justo cuandoiba para su trabajo, encontró una carta en el montón, y como ella no sabíaleer, puso la escoba en la esquina, y llevó la carta a su patrón y patrona, yresultó que era una invitación de los duendes, en la que le pedían a lamuchacha que llevara por ellos un niño a bautizar. La joven no sabía quehacer, pero al final, después de mucha persuasión, y que los patronos ledijeran que no era correcto rechazar una invitación de esa clase, ella consintió.
Entonces tres duendesvinieron y la llevaron a una cueva en la montaña, donde las pequeñas creaturasvivían. Allí todo era pequeñito, pero tan elegante y bello que no podríadescribirse. La madre del niño yacía en una cama de ébano negro, ornamentadocon perlas, los edredones estaban bordados con hilos de oro, la cuna era demarfil, y el baño era de oro. La muchacha estuvo como madrina, y luego deseóregresar a su casa de nuevo, pero los pequeños duendes urgentemente laconvencieron para quedarse tres días más con ellos. Así que se quedó, y pasóel tiempo placenteramente a gusto, y los pequeños amigos hicieron lo quepudieron para hacerla feliz. Por fin se puso en camino de regreso. Entonces deprimero le llenaron sus bolsillos de monedas, y enseguida la condujeron fuera dela montaña. Cuando ella llegó a la casa, quiso comenzar su trabajo de nuevo, ytomó en sus manos la escoba, que aún estaba en la esquina donde la dejó, yempezó a barrer. Entonces unas personas desconocidas salieron de la casa, y lepreguntaron ¿qué quién era ella, y qué hacía allí? Y es que ella noestuvo, como pensó, tres días con los duendes, sino siete años, y entretantosus antiguos patronos habían fallecido.
TERCERA HISTORIA
Un cierto niño habíasido sacado de su cuna por unos duendes, y sustituido por otro que tenía unalarga barba y unos ojos mirones, y quien no hacía más que comer y beber,acostado en su cuna. En su congoja, la madre fue donde la vecina a pedirleconsejo. La vecina le dijo que ella debería llevar al intercambiado a lacocina, ponerlo junto al hogar, encender el fuego, y poner a hervir agua en doscáscaras de huevo, lo que debería hacer reír al intercambiado, y siefectivamente reía, todo quedaría resuelto con él.
La mujer hizo todo talcomo se lo indicó la vecina. Cuando puso las cascaras de huevo con agua en elfuego, el impostor dijo:
-"Yo soy ahora tanviejo como el bosque de occidente, pero nunca había visto que a alguien se leocurriera hervir algo en unas cáscaras de huevo."-
Y comenzó a reírinmediatamente. Cuando estaba riendo, inesperadamente llegó un grupo de pequeñosduendes, quienes traían al niño correcto, lo pusieron junto al hogar, y sellevaron con ellos al intercambiado.
Enseñanza:
1- Siempre se debe serbien correspondido con las ayudas recibidas.
2- Cuando se está fuerade lo habitual, el tiempo corre veloz.
3- La risa corrige muchosmales.
fuente y aclaraciones de la misma:
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Fueron traducidos al Inglés por Margaret Hunt 1831-1912
Nota adicional:
La adaptación de las narraciones del inglés al idioma español,para este sitio, fue hecha por Jorge R. Rodríguez Rudin, en algunos casos con pequeñasmodificaciones para optimizar su contenido y dejarlo apto para todopúblico, de niños a adultos. Violencia y crueldad originales han quedadoeliminadas o disminuidas al mínimo posible.
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